Hace unos días, apareció un artículo muy interesante en el blog "prohibido Prohibir"(*), que tuvo muchos comentarios, sobre la defensa del libre mercado y el rol de la regulación. Lo primero que debo mencionar, es que el ser humano casi nunca parte de cero regulación en lo que interesa, es decir, que siempre existe un conjunto de reglas que se aplican ya sea por costumbre o tradición (es lo que denominan “instituciones” los neo-institucionalistas).
Lo demás es pura utopía. Segundo, cuando se menciona en ese articulo la Tragedia de los Comunes o de los Ejidos (que es una especie de parábola que apareció en un folleto poco conocido escrito en 1833 por William Foster Lloyd (1794-1852) y que popularizó el biólogo Garrett Hardin en un artículo al que le dio el mismo título), si bien es cierto que se demuestra que la eficiencia paretiana se alcanza cuando los derechos de propiedad están definidos claramente (a quien sea), también es cierto que se demuestra que “la avaricia rompe el saco”.
Es decir, que partiendo de ambas premisas, la regulación siempre existe, por ello repito el mercado completamente libre es una utopía. Lo que importa es, si partiendo de una situación de regulación previa, cuando lo regulamos distinto funciona, es decir, si regulando más o regulando menos el mecanismo es bueno. Si regulamos menos y el mecanismo funciona, diremos que el mercado funciona mejor; si regulamos más y el mecanismo funciona, diremos que la Regulación es mejor (lo contrario también es cierto). Se dan cuenta que bajo esta lógica entramos en un relativismo tremendo. Pues para evitar ello debe analizarse la esencia del ser humano, que acertadamente menciona el autor del artículo. Y en ese sentido, el ejemplo de la tragedia de los comunes es clara, “la avaricia rompe el saco”.
Claro, la pregunta que queda en el aire es ¿Quién debe regular, el Estado con su alta cuota de ineficiencia, o los involucrados a sí mismos? Lo que quiero decir, es que el mercado, es decir que se regulen a sí mismos, tampoco logra resultados eficientes en determinados contextos (poder de mercado, información imperfecta, bienes públicos, etc.) por ello, una mayor regulación, en ocasiones, resulta una estrategia más eficiente socialmente. Que en muchas más ocasiones, es el mercado mejor asignador, sí también es verdad, allí estamos totalmente de acuerdo. Ello depende del tipo de bien que se trate, si es un bien más cercano a lo público, seguro convendrá un poco más de regulación, si el bien es más cercano a lo privado, menos regulación y más mercado de seguro será una mejor decisión.
Una vez uno de mis maestros de economía me dijo: “en economía, todas las opiniones a favor o en contra sobre un mismo tema pueden ser correctas o incorrectas, todo depende de los supuestos de partida”. Saludos
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