Realmente este tema de la
restricción vehicular en su primer día, para lo único que ha servido es para
reflexionar durante el inmenso tráfico de hoy, que hay personas que les encanta
creer que pueden dirigir mejor las decisiones de los demás, que lo que uno
mismo puede hacerlo. El controlismo administrativo en su mayor expresión, como ocurría hasta
los años ochenta.
Es indudable que una medida como
esta, además de atentar contra la libertad de tránsito de las personas, no toma
en cuenta que igual todos los ciudadanos de Lima sacarán su auto para ir al
trabajo, porque como todos sabemos, el servicio público de transporte aun es
deficiente y además, porque algunos tienen que movilizarse a diversos lugares,
por tanto, la restricción parcial no lo va a impedir.
Pero lo más lamentable de esta
medida es que por la forma de su diseño, parte de una premisa falsa, y es que
todos vamos siempre por las vías principales congestionadas porque no sabemos
que hay otras más libres, dicho de otro modo, que no hay una distribución
adecuada sobre las vías, porque el ciudadano siempre opta por las vías
principales. Esta es la razón, de la respuesta a último momento de habilitar la
Av. Canadá, porque se dieron cuenta que sí resultaba normalmente en una alternativa a la Javier Prado.
Al respecto debemos decirle a los
amigos de la municipalidad que, no hay nadie que conozca mejor la ruta óptima
para llegar a su destino que el propio conductor que la transita a diario, y
por si no la conocen, existe además una aplicación, llamada "waze",
que aunque no es la maravilla, te indica que vía esta menos congestionada, y
por tanto, no hay que ser muy hábil para darse cuenta que no es que haya una
inadecuada distribución, sino que existen pocas vías de acceso sobre varias
partes de la ciudad y por tanto muchas veces, aunque no siempre, lo óptimo
resulta, ir igual por algunas vías principales.
Por otra parte, si lo que se
quería era mejorar el tránsito, primero se debió volver a controlar el aumento
desmedido de colectivos que desde finales de la administración edil anterior y
lo que va de esta, han invadido las vías principales. Ahora se ve colectivos en
Javier Prado, Arequipa, Garcilaso de la Vega, Canadá, Vía Expresa,
Panamericana, en todas, recogiendo y dejando pasajeros donde les viene en gana
retrasando el tránsito, sin que la municipalidad diga nada al respecto.
Otro aspecto que aún está en el
aire, es la de aquellos que tienen que necesariamente usar la vía restringida
por una o dos cuadras para poder llegar a su casa o lugar de trabajo. Escuchaba
por la TV a uno de los policías que acompañaban al alcalde, decir sin mucha seguridad,
por cierto, que en los casos en que se les imponga la papeleta, podrán reclamar
demostrando que tenían razones para hacerlo. ¡Cómo! ¿Es decir que, si me ponen
una papeleta porque tuve que avanzar esas dos cuadras para ir a la casa de un
amigo, porque no existe otra manera de llegar y justo me tomaron la foto, no
tengo forma de argumentar nada y debo pagar la papeleta? A todas luces, parece
que pocos en la municipalidad les importa si se cometen arbitrariedades con
este sistema.
El alcalde Muñoz seguro tiene
ganas de solucionar el problema del tránsito y lo felicito por ello, pero una
cosa que afecta la vida de las personas no puede ser manejado a prueba y error.
Ya bastante sufrimos los limeños con el caos existente por la insuficiente infraestructura vial que es el principal problema y no como he escuchado en los
últimos días porque haya muchos vehículos en Lima, ya que no somos ni de lejos de las ciudades
de América Latina con menos habitantes por vehículo.