"Mientras todos discutíamos sobre cosas intrascendentes, ellos seguían trabajando a todo motor, construyendo su estructura".
Luego de poco más 10 días de protestas en Perú, van quedando claro los actores identificados para un análisis político adecuado. Primero, en la base del conflicto, nos encontramos la mayoría de los ciudadanos (casi todos), hartos de autoridades ladronas e ineptas, eso es innegable.
Sin embargo, resulta un análisis muy simplista, porque en esa misma población, a una parte no le importa ni entiende cómo funciona la democracia y cuáles son los límites que provee que evitan que venga un dictador y nos quite la libertad.
Para muchos, la democracia es sólo un estorbo para ganarse la vida como sea, aun faltando a la "ley". Para ponerlo en sencillo, no les importa que su mama les pegue, con tal que no los haga estudiar y no les prohíba fumarse el porrillo.
Tenemos entonces dos tipos de ciudadanos indignados, los de indignación ciudadana reflexiva y los de indignación ciudadana no reflexiva, donde, de los últimos tenemos a esos que despotrican de la corrupción del otro, pero cuando les llega su golpe de suerte, es decir les llega el momento de decidir sobre el dilema moral, deciden mal; y que podríamos decir que son indignados bipolares.
Entre las razones que justifican esa actitud y pensamiento autoritario y conducta moral bipolar o hipócrita tal vez, hay quienes anotan la pobreza (aunque en los últimos 20 años las condiciones de vida de la gran mayoría haya mejorado), el legado histórico autoritario, un sistema educativo ineficiente, etc.; pero de hecho eso sería largo de analizar y no es la finalidad de este artículo.
El segundo grupo de actores son las mafias ilegales, que trabajan en la economía subterránea, donde la que aparentemente más resalta es la del narcotráfico, pero donde está la minería ilegal, la tala ilegal, contrabando, etc. y todas aquellas que señala el magnífico libro sobre las economías de la criminalidad en el Perú[1].
Estos grupos, que se consideran así mismos como emprendedores audaces, tienen el interés
de mantener sus actividades y para eso, no pueden permitir que haya orden en el
país, contando con recursos (humanos y de capital) para movilizarlos. Sus hijos
tienen que seguir estudiando en las mejores universidades del país y del
exterior, no seamos giles, también piensan en el futuro de los suyos, sólo de
los suyos.
Mientras mayor informalidad y desorden haya en el país, ellos pueden desarrollar sus actividades con normalidad, es más, si estas son apoyadas por un gobierno irresponsable, autoritario, ineficiente, mucho mejor; por eso el Estado y las instituciones deben ser desarmadas, o mínimamente inutilizadas.
Para los más acuciosos, quizá por aquí podríamos
encontrar el hilo conductor al apoyo de algunos presidentes de países vecinos,
que algunos denominan ya de “narcoestado”. Pues eso es lo que está buscándose en
el Perú, consolidar principalmente un narcoestado, sin vergüenza y sin roche
como se diría criollamente. Una subestructura.
El tercer grupo, son algunas autoridades y líderes de colectivos locales con intereses particulares (esos grupos que se forman para organizar a la población de una comunidad donde falta el Estado, desde caseríos hasta grandes ciudades), siendo mayoritarios en los más pequeños.
No
en todas partes ocurre, la mayoría seguro son muy responsables con su
comunidad, pero lo que sí muchas tienen en común es que actúan generalmente de
forma autoritaria, disciplinan a la población al látigo y los adoctrinan en la ideología
de que otros les roba su riqueza, y debido a ello son pobres.
Donde, además, son corruptas; se
enriquecen y forman como una guardia pretoriana de las autoridades locales corruptas
también, pero en una suerte de contubernio de desconfianza, es decir, participamos
todos del botín, pero si te descuidas me quedo con tu parte. Constituyen parcialmente
lo que en la superestructura Gramsciana serían la sociedad civil[2].
En ese escenario cabe preguntarse
si el proceso de descentralización reprodujo la forma defectuosa de gobierno y
corruptela, y la respuesta es que sí, pero por una reforma inconclusa,
saboteada por cierto desde un inicio por muchos actores, no porque la concepción
de descentralizar el país sea errada, sino por un proceso mal hecho.
Por cierto, esta es la base social
de movilización sobre la que se asientan muchos partidos, principalmente de izquierda,
por eso que, parecen partidos ambidiestros, tienen un discurso soft
(acomodaticio al discurso democrático), pero actuando al final con el
pensamiento de esas bases que son más radicales; y esta es la razón por la cual
no pueden liberarse de ciertos conceptos desfasados.
Finalmente, en el cuarto grupo están los nuevos políticos,
lo que en la superestructura Gramsciana serían la sociedad política, que han ido
surgiendo generalmente de liderazgos locales, convirtiéndose muchos en autoridades
regionales y municipales, y apoyados por las mafias locales, que los financian con
objetivos de defensa puntuales, y todo lo extra que puedan sacar de beneficio.
La cantidad de autoridades denunciadas por corrupción es evidencia clara de
esto.
Muchos ya estaban allí en la
escena política local y nacional (congreso) antes de las protestas, es más, han
estado siempre allí, y en realidad no tienen bandera, son de izquierda,
derecha, centro, no importa eso, su ideología es el dinero, así de simple.
¿Por qué de dicho cambio? Porque ocurrió
algo impensable, llegó al poder un títere manejado por varios de sus secuaces
amigos, exautoridades locales corruptas y de nexos con exterroristas, convencidos
ahora del camino gramsciano para la toma del poder y la instauración del despotismo, donde lógicamente, la democracia sigue siendo una pelotudez, un estorbo a desarmar gradualmente.
De hecho, además, desde el poder la cosa se ve distinta, las ganancias se pueden multiplicar varias veces y estos grupos políticos, se lo hicieron ver a los demás, se acercaron a ellos, los buscaron con todo el acceso y recursos que ahora te da el poder; compraron colectivos recibiendo dineros de varias formas que debe investigarse, los organizaron, les estaban construyendo una estructura donde asentarse.
Mientras
todos discutíamos sobre cosas intrascendentes, ellos seguían trabajando a todo
motor, construyendo su estructura.
Este sistema que no es nuevo, es lo
mismo que se construyó en Cuba, Venezuela, Bolivia, y en tantos otros lugares,
y que parece que otros presidentes recientemente elegidos, si mi calculo
político no me falla, van a comenzar a construir en sus países, si se los
permiten y no terminan igual que el de aquí, porque además es coordinado
internacionalmente por algunos Foros y Grupos famosos. Viejas recetas fracasadas, para
viejos males.
Entonces ¿Qué llevó al dizque profesor a cometer ese delito de ir contra la constitución, si todo estaba en camino muy bien hacia el objetivo? Creo que se dio cuenta que lo estaban usando, y que tarde o temprano él sería quien pague los costos de la revolución (gracias Trotski, no nos llames nosotros te vamos a llamar), salvo que la estructura que ayudaba a construir ya estuviera consolidada.
Por eso aceleró los viajes, los
encuentros con colectivos, los tratos bajo la mesa, los programitas financiando
nada, salvo el bolsillo de ciertos colectivos y creyó que ya estaba listo el cuy,
para decirlo en la forma culinaria que tanto nos gusta en Perú.
Aunque lo dejo para el final, no por eso es menos importante, ¿Qué ocurrirá de aquí al futuro en nuestro país?, bueno lo más probable que ocurra lo que se llama un repliegue táctico.
En el
pensamiento de los seudo estrategas políticos de esta estructura (aconsejada internacionalmente,
así que no demos mucho crédito a los de aquí), con lo logrado trataran primero de
mantener la unidad de su estructura medianamente lograda (las mafias no tienen
paciencia), y eso implica mantener los pocos recursos que les quedan por ejemplo los que
obtuvieron del proceso de elecciones, y por eso al momento de escribir este artículo, en bloque habían votado por no aprobar el dictamen de adelanto de elecciones), y utilizarlos para
compra de lealtades y adoctrinamiento en provincias.
Pero ello se les dificulta, porque ya no fluirán los recursos hacia los colectivos que recibían de la caja estatal. La otra es convencer a las nuevas autoridades locales, corromperlas rápidamente, para que proporcionen el flujo de recursos necesarios, y designar una cabeza, es decir otro líder visible.
Ya varios se han anotado para ello y no es casual que
algunos se hayan “separado” del partido que los llevó al congreso (los GB); y
que probablemente sólo sea parte de una estrategia conversada o no, eso no
importa, es lo de menos entre los actores ideologizados.
Uno de ellos será el que
finalmente se presente como el nuevo salvador, pero desde estilos distintos, uno
trata de moderar su discurso, parecer conciliador, político “vivo” como le
gusta a la gente, aunque en el fondo sabemos que sólo se aprendió cuánto es 0.5^-1 un día antes, y por cierto le costó mucho trabajo aprenderlo, lo cual usó para sorprender y ridiculizar a una periodista, pero que difícilmente tendría el mismo
resultado con políticos más o menos formados.
A largo plazo de no tener éxito, continuarán con su afán, tratarán de conectar, mantener la unidad, seguir ideologizando en que la riqueza de uno depende de la pobreza del otro (ganar-perder), generando resentimiento y dependerá de los próximos gobiernos que surjan, cuanto espacio de acción les permitan.
Un gobierno débil, o ingenuo (democracia boba) que crea que hay que dar espacio de dialogo ciego a todos, sin mejorar el sistema educativo y que no informe sobre las ventajas de la democracia, les facilitará el camino.
De lo que no cabe duda, es del resultado si alguna vez tienen éxito. Sobre vendrá la destrucción económica del país, un narcoestado, manejado autoritariamente, bajo una estructura de colectivos que se enriquecen y matan a todo aquel que se le oponga. La “Peruzuela” habrá llegado.
[1]
Valdés, Ricardo, Basombrío, Carlos, Vera, Dante (2021). Las economías
criminales y su impacto en el Perú. ¿Cuáles? ¿Cuánto? ¿Cómo? ¿Dónde? Capital
Humano y Social S.A. ISBN: 978-612-47258-2-1